¡Por fin es viernes!

Los trabajadores utilizamos esta expresión en muchas ocasiones para reflejar la alegría de ver en el calendario el último día de trabajo. Es muy común escuchar que el peor día de la semana es el lunes y según se van los días se oye lo siguiente: Pufff es lunes, es martes, bueno un día menos, el miércoles, ya estamos a mitad de la semana, el jueves, mañana es viernes y el viernes por supuesto “POR FIN ES VIERNES”.

Pero mi pregunta es: ¿Esta frase tiene la misma connotación para los mayores? La respuesta en su inmensa mayoría es, un NO rotundo. Dicen frases como: “El fin de semana se hace muy largo”, “Ahora dos días solita en casa”, “Para mí todos los días son fiesta”. Para nuestros usuarios venir al centro les da vida, les recuerda que tienen una segunda casa donde realizar diferentes talleres que favorecen su envejecimiento activo. Les permite estar en contacto con personas con sus mismas inquietudes, aficiones, preocupaciones, pero sobre todo es un refugio para su soledad. Porque nuestro mayor objetivo es que sientan nuestro apoyo incondicional y se sientan como parte de nuestra pequeña gran familia, la de San Antonio.

Es innegable que esta es la etapa más dura de la vida donde sufrimos un declive progresivo de nuestras funciones cognitivas, físicas, sociales y emocionales. Resulta la más difícil porque se debe lidiar con estos cambios que no te permiten realizar tus actividades de la vida diaria de la misma manera. Pero no todo es negativo, el cúmulo de años nos llena de vivencias y experiencias que nos dan bagaje para lo más difícil de nuestra existencia, nuestra propia felicidad, algo que todos intentan y pocos consiguen.  ¿Acaso no es lo que deseamos todos en la vida?

La vejez lleva implícita muchos cambios que en numerosas ocasiones generan mucho miedo. Por eso tenemos que adaptarnos a las nuevas situaciones para poder llegar a compensar y seguir sintiéndonos llenos y plenos. Seguramente no podré correr, montar en bici de la misma forma como hasta lo he hecho hasta ahora, pero puedo apuntarme a clases de gimnasia de mantenimiento, comprarme una bicicleta estática, darme un paseo todos los días …para seguir beneficiándome de los efectos positivos del ejercicio. Me encantan los perros, cuando sea mayor no podré tener un perro de raza grande, ni que tenga mucho nivel de energía, adoptaré uno más pequeño que esté acorde con mis posibilidades, pero no dejaré de disfrutar de la compañía más fiel que puede tener el hombre. Pero el reto más importante es la pérdida de los seres queridos y que no necesariamente son la familia, son aquellos amigos que te acompañan en el día a día y que poco a poco van dejándonos. Por eso nuestra labor es fundamental, ya que creamos nuevos lazos de unión que permiten estrechar nuevas relaciones para poder amortiguar este duro proceso, el duelo.

Creo que un secreto para poder envejecer saludablemente es irse adaptando a las situaciones que se van planteando, y por supuesto es aplicable a todas las etapas de la vida. Cuando eres niño es el momento de explorar el mundo, en tu juventud de formarte para labrarte tu propio futuro, en tu madurez es desarrollarte al máximo como persona y en la vejez permitirte hacer un alto en el camino, mirar atrás y tomarte todo tu tiempo para ti y en muchas ocasiones realizar actividades que en otro momento no has podido hacer. Porque como dicen nuestros abuelos: “Se   pasa la vida y no me he enterado”.

No tengo la sabiduría que otorgan los años, pero para mí lo más importante es levantarte cada día con la alegría de vivir un día más, agradecer hasta lo más insignificante, porque la vida ya se encarga de hacerte ver en sus momentos más difíciles lo poco que valoramos lo sencillo. Aprender a quitarnos nuestras propias capas que no nos dejan descubrir que la llave de la felicidad está, solo en nosotros mismos y por eso debemos de poner todo el empeño en cuidarnos, darnos un capricho y sacar una sonrisa siempre al que tenemos al lado.

Arián Gómez Guerra