¿Somos visibles o invisibles?

Esa es la pregunta por la que comenzábamos hace poco las clases. De primera mano podemos decir que visibles, pero puede ser cuestionada, cuántas veces vemos pero no vemos, cuántas nos sentimos que no nos ven ¿Entonces somos invisibles? Este es el punto dónde todas nos callamos y nos paramos a pensar, empieza a ser difícil rebatir y eso que solo es el comienzo…

Tocando un punto sensible:

¿Los mayores son visibles o invisibles?

Cada uno que se responda… Seguro que saldrán las dos respuestas. Pero para ayudar a pensar o para crear más controversia:

¿Están presentes en nuestra sociedad?

Ellos han sido los que han hecho que nuestra actualidad sea así, con su esfuerzo y su dedicación, son ellos nuestro pasado, nuestra historia, pero también hay que contarlos en nuestro presente para que en el futuro signifique algo y tenga sentido la historia.

No nos quedemos en lo fácil, los extremos casi nunca son buenos, algo intermedio, cuando nos interesa somos visibles y cuando no, pues invisibles. Hay que concienciar de todas las realidades, todos nos tenemos que hacer presentes, hacernos valer, hay que creer en nosotros mismos primero para enseñar al mundo que en realidad contamos; pero también hay momentos en los que ser invisible es bueno,  muchas situaciones requieren no ser vistos, pero eso no significa que no seas valorado, por eso hay que buscar en las pequeños gestos.

Hagamos que nuestra sociedad reconozca que ya sea por visibilidad o por invisibilidad que los pequeños gestos cuentan, que la historia que nos precede es el pilar de la que está por llagar, que en este caso se vea claramente que está ahí para enseñarnos mucho, no le pongamos un velo.

¿Con qué te quedas tú?