El uno de octubre es el día del Mayor, con este día se quiere conmemorar a este sector de la población, poner énfasis y concienciar sobre la contribución, los problemas y los retos que plantea el envejecimiento en el mundo actual.
Pensemos… ¿Cuál ha sido su contribución y cuál es la nuestra como personas más jóvenes que ellos? ¿Qué retos nos encontramos y se encuentran ellos? ¿Cuáles son los problemas existentes en esta sociedad? Tres preguntas que invitan a la reflexión, a pararse un minuto y mirar en lo más profundo de nosotros y en lo más sincero y respondamos.
Podemos añadir las preguntas: ¿Día del mayor qué significa? ¿Es necesario tener que marcar un día en el calendario?
Es difícil contestar a todas ellas sin englobarlas, pues están relacionadas entre sí. Es importante tener siempre presente a las personas y por eso hay distintas fechas en el calendario para conmemorar, pueden ser oficiales o no, pero no son menos importantes, pues nosotros somos los que las dotamos de importancia. Siempre recordamos los cumpleaños, como día en que nacimos, pues… ¿por qué no vamos a tener presente un día para los mayores? un día en el que se sientan importantes, como se ha dicho en anteriores ocasiones son los que han hecho que nuestra sociedad sea como es hoy, los que han ido poniendo los cimientos para poder poner nosotros las casas. Este es el momento en que nosotros tenemos que pensar en cuál es el legado que estamos dejando a nuestros sucesores ¿es tal y como lo habíamos soñado? si la respuesta es no, estamos aún a tiempo de cambiar.
El reto del envejecimiento es llegar, y descubrir cuántas cosas somos capaces de hacer, la vida no se para al llegar a la edad estipulada de los 65 años, sino que comienza. Comienza una etapa sin prisa, pero sin pausa, donde gracias a todo lo vivido podemos tener la posibilidad de descubrir cosas nuevas, de aprender con gusto todo lo que en su momento dejamos aparcado por no tener tiempo, es el comienzo de una etapa para muchos soñada, en el que se piensa que va a arrasar y va a hacer muchas cosas y cierto es que hay tiempo para todo, pero también surgen muchas trabas a las que hay que intentar poner solución.
Tengamos en cuenta que nuestros mayores ya tienen su camino de vida hecho, aún les queda mucho por caminar y por aportar pero ahora no son ellos los que marcan las pautas sino que somos nosotros los que les ponemos las señales para que sigan las huellas, eso sí teniéndoles en cuenta, no haciendo de ellos personas que no saben. Nacieron en una época donde no todo avanzaba tan rápido, donde muchas de las tecnologías estaban a años luz de ser lo que son hoy en día, por ello hay que tener paciencia y ponernos a su servicio, ser sus maestros al igual que ellos fueron nuestros cuando no entendíamos algo. Que su mayor problema sea de qué color va a ser la camisa que se van a poner en el día de hoy y no cómo sacar cita al médico, el abono, cómo llamo por teléfono si no tiene teclas el móvil o no sé cómo encenderlo y tantas otras más dificultades que les surgen en su día a día por no saber usar tanta tecnología. Su mayor miedo lo más probable no es el que un día y no muy lejano ya no estén, si no que el tiempo en el que sí están sepan vivir bien, que no se sientan solos, aislados del mundo por no estar a la altura.
Repasemos entre todos los derechos y la dignidad de la persona, en este caso de los mayores, que estos no se pierdan al cumplir años, que puedan seguir con su vida, en su casa, moviéndose en su círculo social, pues a veces y más en estos tiempos cuesta más mantenerse, en las casas empiezan a aparecer barreras arquitectónicas y es necesario su adaptación, los amigos empiezan a escasear, es necesario la presencia de una tercera persona o de recursos técnicos para poder ser independientes, en estos casos ¿qué podemos hacer? La respuesta es fácil, ayudar y facilitar su adaptación, hacer que el acceso a los recursos sea lo más sencillo posible y rápido, se tiende a que los trámites sean tediosos y largos en el tiempo. Va siendo momento en que nos centremos en hacer de la vida algo más sencilla y no tan burocrática, pues valorar las pequeñas cosas hacen que merezca la pena, y es mejor descubrirlo a tiempo que no hacerlo.
Cuando lleguemos a esta etapa de la maratón de la vida, que sepamos valorar lo que es importante, ver que ser mayor no es sentarse y esperar a que llegue el final sino todo lo contrario, hagamos del envejecimiento el mejor entrenamiento, que comprendamos cuales son nuestros límites y sepamos aceptarlos, luchemos entre todos para que los avances de la sociedad no nos dejen encasillados y no podamos hacer frente a la adversidad, que todos hagamos de este mundo algo mejor, proporcionando las herramientas necesarias para poder luchar contra la adversidad; pues ser mayor es sinónimo de poder, de presencia, sabiduría y avance.
Sara Quirós