Próximamente será el día del abuelo. Seguramente nadie sepa ni qué día es pero el 26 de julio, día de San Joaquín y Santa Ana, se celebra este señalado día. Muchos son los motivos por los que  hay que celebrar cosas (especialmente en estos días).  Creo que uno de ellos y bien merecido,  es éste, pues son el pilar fundamental de la sociedad. Es un bonito gesto que se tiene hacia este sector pues… ¿Qué sería la vida sin un abuelo?

¡Cuán importantes son! No hay ningún nieto que no sienta debilidad hacia sus abuelos y ya no digo al contrario; todos los mayores desean tener nietos. Dicen que para malcriar, pues en realidad es la pila que les dan para sentirse vivos y útiles.

Desde aquí queremos rendir un pequeño homenaje a esas personas tan especiales, pues son los encargados de ir pasando la sabiduría a las siguientes generaciones, pues siempre tienen algún consejo que dar, son la cama en la que descansan muchas familias, o bien porque les ayudan a llegar a final de mes o porque son las mejores niñeras que hay. Las que se quedan con los hijos sin problema.

Cuando pienso en ellos me viene a la cabeza las partidas de parchís, de cartas (que curiosamente siempre acaban con risas y pequeños gritos de “no vale haces trampa”, pero que hacen que guste jugar) o la pequeña propina que me daban cada vez que nos veíamos, “para que te compres un caramelo”, o que por ellos, sientes debilidad hacia los huevos Kinder, no creo que por el chocolate, o por la sorpresa sino porque de pequeña te lo daban y ya es costumbre, uno, al menos en Navidad. Esas son las pequeñas cosas que día a día pasan desapercibidas pero que cuando te sientas y creces las recuerdas, son las que les hacen especiales, pues a veces han soportado los lloros de cuando los hijos se enfadan con los padres y recurren a los abuelos para ser consolados. Y no hay que olvidar ese momento en que el nieto se saca el carnet de conducir y monta por primera vez al abuelo, ¡qué miedo! Jaja, que no se caya el abuelo y se agarra a donde puede para disimular, pero en el fondo, cuando se le ve la cara es la persona más feliz, pues es su nieto el que le está llevando en coche, aunque sea a la vuelta de la esquina. El día de la boda del nieto el abuelo no cabe en sí, pues es entonces cuando no para de contarle infinidad de recuerdos y de consejos y empieza a decir: pronto un biznieto que si tú me has hecho feliz, imagina un biznieto corriendo por aquí, eso ya no tiene palabras.

Es verdad, que no todos los abuelos pueden estar cerca de los nietos, pues las circunstancias mandan,  la distancia predispone a que no sea posible, pero aunque sea así ellos siguen desviviéndose por los pequeños de la familia y todo el tiempo que tiene lo centran en lo que merece la pena. Incluso cuando son los abuelos los que no pueden reconocer a sus nietos, estos saben, en el fondo que les quieren y que en algún momento hay una mirada que lo indica, incluso la relación es diferente que con el resto de la familia.

Cuando se  empieza a disfrutar conscientemente de ellos a veces la vida se tuerce y no es posible, por lo que es importante saber aprovechar cada minuto.

En definitiva, los abuelos son los compañeros de aventuras de los nietos y es hoy el momento en que se les reconoce ese tan amado título, que inconscientemente y con gran deseo todo el mundo en algún, momento de la vida, quiere ostentar.