Muchos dicen que la vejez es de lo más feo que puede haber, pero aquí decimos lo contrario, pueden salir achaques, puedes no tener ganas de hacer las cosas, pero es cuando descubres tus grandes capacidades, aprendes a ver tus limitaciones como nuevas posibilidades de hacer nuevas las cosas, de no rendirte, aparecen amistades bonitas e importantes, que ayudan a que el día merezca la pena, a tener alguien por quien preguntar, llamar o irte a tomar una cañita o un café.

Esto es lo que vemos cada día en el centro, como las personas que no se conocían, hacen una piña, empiezan a preocuparse por gente que hacía dos días, no conocía de nada, pero que se han convertido en sus compañeros de batallas. En cuanto falta un par de veces ya preguntan. Pues ya son personas esenciales.

Llevamos una racha que ha habido bajas, no permanentes, sino transitorias, de las que esperamos que pronto esos pilares fundamentales de la vida en San Antonio, puede costar más o menos, pero ahí muestran sus ganas de luchar, de vivir, son todo un ejemplo de valentía. Hoy queremos rendir un pequeño homenaje a todas y cada una de esas almas que están, que se encuentran luchando con su prueba más difícil. Pase lo que pase ahí estamos rezando por ellas para que encuentren la fortaleza que necesitan para acoger su destino.

No importa la dolencia que se este viviendo, pues no tiene que ser física, a veces, es peor la que no duele, la que no se puede ver o percibir, como es el caso de la soledad, la pérdida, dolencias que duelen mucho más que una enfermedad. Se hacen presentes de la forma más inesperada, en ese momento que no viene bien, por mil motivos.  Pensamos que es mejor vivirlas en compañía.

Para la soledad no hay edad, todos la podemos encontrar en algún momento de la vida, no es lo mismo estar solo que sentirse solo. Es una experiencia que todos vamos a tener, por eso hay que aprender a convivir con ella, a hacer que las personas que la padecen se sientan acogidas, queridas, hay que buscar la manera de hacerles partícipes de la sociedad. No es solo preocuparse de que no les falte de nada, si no es ir un poco más allá de lo material, eso es lo difícil, no es dar cosas físicas es entregarse uno mismo para el bien del otro, es lo que no se puede comprar, lo que en estos momentos se necesita y lo que revindican las personas. Hay que enseñar a vivir con ella no es soportarla es abrazarla, quererla y enseñar que, aunque parezca que se está solo no es así. Esto es lo que intentamos plasmar cada día, que la soledad se vence pero que uno también ha de poner de su parte, son pequeños pasos que entre todos se convierten en grandes pasos.

Hay muchas clases de pérdidas, cada día vemos varias. No es solo perder algo o a alguien físicamente, si no la pérdida física, sentimental y mental. Recientemente hemos vivido momentos duros, algunas han perdido a su compañero de vida, aquella persona que habían elegido para vivir aventuras. No son momentos fáciles, por lo que intentamos que se encuentren acogidas. Las mandamos nuestros mejores deseos.

Las pérdidas mentales cuestan ver, convivir y aceptarlas, muchas veces no nos damos cuenta, o no nos queremos dar cuenta de que algo diferente esta pasando, que la persona está cambiando y que las relaciones cuestan, a veces los amigos van dejando de lado por no aguantar las repeticiones o el ver que ya no se comporta como debería ser. Es en estos momentos cuando se une también la soledad, hay que luchar para que todos aceptemos que se producen cambios, y que vienen carreteras con muchas curvas y es más que nunca cuando necesitan de una mano amiga. Por eso sabemos que Dios es muy bueno y pone siempre una mano amiga para apoyarse. Cada día podemos ver como han ido apareciendo personas en sus vidas que le han facilitado la cosas, las integran nuevamente haciéndolas importantes.

Este es nuestro día a día, donde cada uno de nosotros nos convertimos en ángeles de otros, en ejemplos, en bastones para poder aceptar y aprender a convivir con el camino que tenemos escrito, no dejemos de buscar, de ir más allá de nuestras capacidades y sentimientos, que todo lo bueno que tenemos lo pongamos al servicio de los demás, que nos convirtamos en hermanos.

 

Sara Quirós