Cuando se es niño se piensa en crecer y ser mayor, según vas creciendo te das cuenta de lo equivocado que se está, porque quieres volver a ser un niño, a aquella época en que no se tenían responsabilidades, se actuaba por intuición, sin pensar; en la mayoría de las veces, en las consecuencias de los actos, donde comunicarse con los demás era más sencillo. Es así como muchas veces se percibe a los mayores, como “niños grandes”, pues es la primera expresión que se dice, como para justificar sus acciones, realmente no nos paramos a reflexionar el porqué de éstas.

¿Cuánto de equivocado o de acertado se está ¿Por qué siempre se llega a esa conclusión?

No sé dar una respuesta acertada, pero sí sé, que tras compartir gran parte de mi día a día con mayores puedo decir que llega un momento en la vida que aquella ilusión, aquellas ganas de hacer y de aprender que se tenía de niños vuelven, pero esta vez con más intensidad y fuerza que antes. Quizás porque el tiempo apremia y te das cuenta de todas las cosas que quedan por hacer y por aprender. Un ejemplo claro es ver la vida diaria en el centro de día, pues todos tienen ganas de moverse, de asimilar nuevos conceptos de lengua o matemáticas, por ejemplo, recordar aquello que, por acontecimientos del momento, no se pudo dedicar el tiempo necesario y adecuado. ¡Cuanto más movida sea la clase de gimnasia, mejor! Lo que importa es sentirse vivos, se incrementa el interés por aprender y conocer las nuevas tecnologías, para poder comunicarse con el resto del mundo, en especial con los miembros más jóvenes de la familia.

Dependiendo de a quién se le pregunte y cuáles sean las circunstancias de su vida, que le han ido formando como persona, pueden responder de una manera u otra, pero seguro que por muy diferentes que sean sus respuestas, por muy diversos que sean a la hora de afrontar los retos que se van encontrando, seguramente hay un punto en común en todos que es el TIEMPO.

Tiempo para vivir más, para compartir, para reír, para viajar, para hacer realidad aquellos sueños que quedan por cumplir. Y es que el tiempo es lo que todos deseamos, es el punto en común en todas las generaciones, las palabras más repetidas seguramente al finalizar el día son: me falta tiempo.

Cuando se es niño, el tiempo se hace eterno y a veces es un fastidio, por eso sale la típica frase: ¡Me aburro! Pues se tiene la sensación que el tiempo pasa muy lento y ya se ha hecho todo lo que se tenía pensado, hasta aquellas cosas que no se sabía que se podían realizar, y dan lugar a las llamadas trastadas, que en algunas ocasiones son divertidas y otras causan algún que otro disgusto a los padres, pero es el resultado de no saber cómo gestionar el tiempo que se nos ha dado en el momento.

Se vive en una sociedad que según se va adquiriendo responsabilidades, es más difícil de compaginar todo, es la sociedad la que manda y nosotros no somos capaces de imponernos muchas veces, de pararnos y decir ¡Basta, ahora me toca a mí! ¿Cuántas veces hemos quedado con varias personas a la vez o empezamos a hacer una cosa y vamos encadenando una con otra para no terminar de hacer nada? ¿A los mayores les sobra el tiempo?

Hay tiempo para todo cuando se llega a mayor y muchas veces no se sabe qué hacer con él, vuelta a empezar como cuando se es pequeño. Esto ocurre porque se ha estado viviendo una vida sin pausas, cuando llega una, se quiere hacer todo y nada a la vez. Hay gente que aprovecha para cumplir sus sueños, para hacer realmente lo que quiere, otros compaginan esto con el cuidado de los nietos, por lo general, pero el ritmo que se marca es algo más pausado, sin el agobio de llegar a abarcar todo, pero con la sensación de querer abarcar todo, algo contradictorio, en verdad, pero pasa…

Hoy los mayores nos enseñan a que hay tiempo para todo, lo único es que tenemos que aprender a gestionarlo, a vivirlo, a ser felices con el tiempo que nos toca vivir, aprovechar cada minuto, cada segundo a ser como niños, a disfrutar y tener ilusión, sin olvidar nuestra historia, lo que hemos aprendido y vivido.

A ti que estás leyendo este pequeño artículo, te animo a que te pares un segundo y recapacites qué haces con tu vida, a dónde quieres ir y qué quieres hacer y si sabes la respuesta: ÁNIMO, Y COGE EL TIMÓN DE TU VIDA Y BUSCA SER FELIZ Y VIVIR EL TIEMPO DEL QUE DISPONES.