El 6 de marzo del 2020 decretaron el cierre de todos los centros destinados a uno de los sectores de la población más vulnerables, nuestros mayores, todo a causa del temido COVID-19.
Comunicar a nuestros socios el decreto fue duro, abríamos la puerta a su soledad y les condenábamos a pasar el resto de la cuarentena en casa, sin poder salir a la calle ni poder realizar sus actividades de la vida diaria. Les estábamos privando de sus momentos más felices del día, así me comentaba una socia del centro; “Esta es mi segunda casa, el centro me permite conectar con gente de mi edad, posiblemente con personas en la misma situación que yo y brindarme la oportunidad de realizar diferentes talleres para estimular la mente y el cuerpo, además de darme el apoyo emocional día tras día”. Otra socia me comentaba lo siguiente;” Vivo con mi marido que por desgracia es dependiente, debo de estar las 24 horas cuidándole y el único rato de respiro para mi, es acudir diariamente al centro a realizar zumba y gimnasia de mantenimiento, allí me relaciono, hablo, comparto, río y además mantengo mis capacidades físicas a raya, es la mejor hora del día”.
Además nos encontramos con otro perfil muy frágil, los socios tanto solteros como viudos y sin hijos que han construido su familia en el centro y se ven desamparados con la declaración del estado de alarma.
Todos los que formamos el Centro de Día San Antonio somos como una pequeña gran familia y como tal en estos momentos tenemos que permanecer más unidos que nunca. A lo largo de esta cuarentena realizamos un seguimiento telefónico con todos los socios para brindarles nuestro apoyo emocional, aportándoles técnicas para mantener la memoria activa a través de diferentes ejercicios mentales. Procuramos que lleven una rutina de gimnasia básica con elementos muy sencillos de elaborar, por ejemplo, con el palo de la escoba pueden fabricarse una pica y realizar ejercicios de coordinación motriz de los miembros superiores e inferiores. Otra técnica para evitar la pérdida muscular es la utilización de pesas a través de botellas de plástico llenas de arroz. Es una forma sencilla y barata de conseguir tonificar el cuerpo en casa. Y por supuesto un elemento indispensable para realizar ejercicio, es una buena sesión de música.
Otro de los elementos fundamentales para tener una estabilidad mental en este momento de crisis, es confeccionar con ellos un horario de tareas a realizar y seguir con las rutinas descritas para evitar caer en un estado anímico depresivo.
Tengo que exponer un caso de una persona mayor que está viviendo en el mayor desamparo posible. P.A es una señora de 86 años, soltera, sin hijos que presenta síntomas claros de coronavirus. Realizó una llamada al número asignado para consultas de dicha enfermedad, le tomaron los datos y quedaron en llamarla. Pasaron 3 días y nunca se produjo esa llamada y se volvió a poner en contacto con ellos y su respuesta fue que estaban tardando mínimo 3 días en responder. Es una impotencia saber que ocurren estas situaciones y que no podamos darle una respuesta inmediata para evitar el sufrimiento de esta persona.
Es indudable que nuestro trabajo con los mayores es indispensable, apostamos por un envejecimiento activo, permitiéndoles ser independientes y apoyándoles de una forma humana, personalizada y con la impronta del carisma franciscano siempre presente en nuestros proyectos.