¡Al fin llega el día tan esperado por la mayoría de los ciudadanos,  FIN DEL ESTADO DE ALARMA!

¿Ahora qué?

Esta pregunta nos la hacemos millones de personas: qué va a pasar a partir de ahora – hacia dónde va a ir la sociedad – cuáles van a ser nuestras nuevas preocupaciones.

Nuestros valores han cambiado o, por lo menos, eso es lo que pensamos. Ahora nos centramos en cosas que consideramos más importantes y dejamos atrás lo mundano, lo material, para ir más allá, para centrarnos en la persona, en nuestros seres queridos.

¿Cuánto durará?… No quiero ser pesimista, simplemente realista. Pues por todos es sabido que la memoria la solemos tener a corto plazo y muchas veces somos veletas… que por donde sople el viento allí miramos. No tendemos a aprender de la historia, somos como aquellos presos que cuando salen de la cárcel se vuelven locos para hacer aquellas cosas que llevan años pensando, que salen dispuestos a comerse el mundo y el mundo les acaba comiendo por no saber gestionarlo.

Ahora es momento de sensatez, no olvidemos todo lo aprendido, seamos coherentes. Se puede ser precavido y vivir la vida intensamente.

Sigamos atendiendo al que está a nuestro lado, esa persona que hemos descubierto durante el confinamiento, al que sin pensar ayudábamos. No dejemos nuestro lado solidario para otro momento que se pueda necesitar pues es ahora, cuando, más que nunca, se nos necesita valientes. Hay muchas personas que, aunque no lo digan, necesitan ayuda, necesitan ser escuchados, atendidos, que les den ánimo para afrontar la nueva vida que resurge de las cenizas, pues muchos han perdido no sólo su trabajo, su medio de vida, sino su compañero de viaje, aquella persona que lo era todo, no hay familia que no haya perdido algo en estos meses. Hay personas que tienen miedo a empezar de nuevo, a salir de sus casas; ayudémosles a que recobren la confianza en sí mismos, a que vuelvan a vivir la vida sin miedo.

Sara Quirós